lunes, 26 de marzo de 2012

Otro tipo de prostitución

Vaya por delante mi profundo respeto y admiración hacia las prostitutas, pero a las de verdad, a las que se dejan la piel (literalmente) en su profesión (que lo es).

Pero de un tiempo a esta parte observo que existe un nuevo modelo, digamos un nuevo estilo de vida, que yo creía abandonado, agotado de tanto usarlo, en generaciones anteriores, pero que he redescubierto en jóvenes.

Jóvenes o medianos, que diría mi hermana, en un rango de treinta y largos a cuarenta y largos años. Ellos están casados con ellas y ellas con ellos desde hace diez, doce o catorce años, tienen uno o dos hijos en común y por lo que observo, no se plantean si son felices o no con su vida.

Ellos llevan casi siempre camisa y corbata y tienen algún puesto no importante[1], pero que a ellas les sirve para hablar de ellos con importancia de tipo: es gestor o trabaja en una oficina. Ellas tienen trabajo, normalmente en el que no llevan traje, pero que les sirve para autodenominarse mujeres de hoy en día que trabajan fuera y dentro de casa, cuidan a sus hijos y aguantan a sus maridos. Superwoman. Ellas suelen tener unos sueldos que complementan a los de sus maridos, inferiores a los de ellos y que en ningún caso, les servirían para llevar el nivel de vida que han alcanzado.

Y es que tanto ellos como ellas como sus retoños visten de marca, se van varias veces al año de vacaciones y comen y cenan en buenos restaurantes. Los hay que incluso envían a sus hijos a colegios privados.

Eso sí, en esos restaurantes o cafeterías a los que van con sus amigos, se sientan las mujeres por un lado y los hombres por otro. Ellas hablan de lo mal que combinan ellos los gallumbos (si lo dice Nancho Novo, yo también) con la camisa si ellas no se lo dejan preparado y ellos beben unos cuantos cubatas mientras babean hacia la camarera de turno y los hijos de todos juegan en otra mesa o fuera de la cafetería. Es un sábado cualquiera.

No les verás acercarse, besarse, dedicarse una palabra de amor o cogerse por la cintura. Los distinguirás por sus marcas de ropa a la vista y por algún que otro debate entre mujeres y hombres en plan Venus y Marte.

A veces, ellos necesitan irse en grupo, solos, a disfrutar de esa vida que, o bien no vivieron en su momento, o bien echan de menos aunque no se lo hayan planteado nunca. Quieren beber, ligar, y olvidarse de que tienen mujeres, hijos y trabajos no vocacionales de lunes a viernes. Y lo hacen. A cambio, ellas solo necesitan dos cosas: un centro comercial y una tarjeta de crédito. Y si las amigas están con ellas, mejor.

¿Que ellos llegan tarde, alcoholizados y sobre ellas planea la duda de una infidelidad? No importa. Ellas tienen alguna nueva prenda de ropa y un marido que el lunes, llevará camisa y zapatos brillantes. Cuando un servicio tiene a cambio una recompensa económica, se llama sueldo. Cuando el que te lo da no es tu jefe, sino tu marido, me remito al título de este artículo: hablamos de otro tipo de prostitución.

Eso sí, ellas tienen la suerte, frente a las prostitutas profesionales, de evitarse la parte sexual: la mayoría de estos matrimonios reconoce que el sexo ha dejado de ser algo habitual entre ellos. Es algo a cambio de algo: ventajas económicas y lo que ellas entienden por posición social a cambio de un matrimonio sin amor y con frecuentes faltas de respeto. Supongo que ellos obtienen sólo la parte social: el decir en la oficina “soy un hombre serio, casado y con hijos”.

Los he visto en ciudades pequeñas, ciudades grandes, capitales y pueblos, y algunos incluso nombrados en tramas de corrupción de esas que están tan de moda ahora. Algunos, por mantener esa posición que ellos consideran alta, como sus sueldos no alcanzaban, incluso se han manchado las manos.

Otros, por esa regresión exagerada a la juventud, se han visto envueltos en tramas de droga y orgías.

Pero ellas siguen firmando documentos y siguen apoyándolos, a los que han caído los visitan en la cárcel, ataviadas con bailarinas de firma. La palabra divorcio, aquí, no existe.



[1] Entiéndase la ironía de esta hija de peluquera y camarero

8 comentarios:

  1. Deberían revisar las autoridades el concepto "matrimonio de conveniencia".No crees??? ;-)

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  2. Tienes toda la razón. Articulo excelente.

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  3. Gracias por los comentarios! Es cierto, "matrimonio de conveniencia" no está del todo bien definido...Gracias a los dos!

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  4. Pues yo creo que hay que es un poco arrogante juzgar los modelos de vida que cada cual haya decidido para sí. Siempre que no haya coacciones, ni terceros dañados, creo que ningún proyecto personal merece un post crítico. Es que, por ejemplo, las parejas de "revolucionarios con iphone", que representan el prototipo de un sector social distinto al descrito en el artículo, tampoco son un ejemplo de coherencia en muchos sentidos. Opino que es mejor dejar que cada uno viva su imperfecta vida, sin hacer juicios morales baratos.
    "Enhorabuena por el programa".

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  5. Pues yo creo que hay que es un poco arrogante juzgar los modelos de vida que cada cual haya decidido para sí. Siempre que no haya coacciones, ni terceros dañados, creo que ningún proyecto personal merece un post crítico. Es que, por ejemplo, las parejas de "revolucionarios con iphone", que representan el prototipo de un sector social distinto al descrito en el artículo, tampoco son un ejemplo de coherencia en muchos sentidos. Opino que es mejor dejar que cada uno viva su imperfecta vida, sin hacer juicios morales baratos.
    "Enhorabuena por el programa".

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  6. Pues yo creo que hay que es un poco arrogante juzgar los modelos de vida que cada cual haya decidido para sí. Siempre que no haya coacciones, ni terceros dañados, creo que ningún proyecto personal merece un post crítico. Es que, por ejemplo, las parejas de "revolucionarios con iphone", que representan el prototipo de un sector social distinto al descrito en el artículo, tampoco son un ejemplo de coherencia en muchos sentidos. Opino que es mejor dejar que cada uno viva su imperfecta vida, sin hacer juicios morales baratos.
    "Enhorabuena por el programa".

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  7. Pues yo opino exactamente igual que el de arriba.
    Es muy fácil criticar a los demás cuando se tiene un buen trabajo, una pareja todavía ilusionada y un proyecto de retoño.
    Es muy fácil observar a los demás y sonreír internamente pensando: "Vaya vida tan mediocre...".
    A mi eso me parece bastante miserable, entre otras cosas porque la que se atreve a juzgar a los otros puede algún día convertirse en eso mismo que ella cataloga de "prostitución".
    Hablar por hablar es enormemente sencillo, pero puede que seas injusta y no atines en tus comentarios.

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  8. Haha!! Creo que alguno se ha picado!! Hola Adriana, has acertado bastante, es una pena que en este pais, antes por unas razones ahora por otras, la mayoria de matrimonios para mi, es mas prostitucion que lo que hacen las chicas de la zona de donde trabajas(SER). Adriana, me encanta tu programa, sobre todo tu voz dulce y lo Buena persona que eres.Bsitos a Jimena!! xoxo..

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