Soy gallega. Eso que quede claro desde el principio. Que no me escondo, que hablo desde el amor a mi tierra y a mi gente, que al final soy yo misma.
En julio de 2009, todos los gallegos celebramos que por fin, la Real Academia de la Lengua eliminó la acepción de “tonto” de la definición del término “gallego”. Pero parece que a algunos todavía no les quedó claro. Que alguien por favor, le haga llegar un diccionario a Artur Mas en el que aparezca subrayada esta palabra. Que no, señor Mas, que no somos tontos, por más que el diccionario lo dijese hasta hace un par de años.
En cualquier caso, sigue constando en el diccionario que somos “tartamudos”. Todo esto viene porque dice la RAE que en El Salvador se sigue usando. En fin, no sé, pero desde luego tartamudos así, en general, todos los gallegos, no somos. Los hay, claro, pero también allí tenemos logopedas. Quizá el señor Ms se agarrase a esta definición para decir eso de que a los gallegos no se nos entiende cuando hablamos en castellano. No sé qué puede alegar para decir lo mismo de los andaluces, habrá que verlo.
Esta manía es muy española (lo siento, Mas, esto no le va a gustar). Esto de explicar algo poniendo verdes a otros. Para ensalzar a los niños catalanes hay que desprestigiar a los gallegos y a los andaluces. Pues muy bien, ¿esa es la política? ¿No tiene usted argumentos propios para defender a sus niños? Niños que, por cierto, seguro que hablan fenomenal en castellano y en catalán, es su obligación, por otra parte, igual que la mía, que fue hablar y comprender y escribir y no tener faltas de ortografía en castellano, pero también en gallego. Vamos, que nosotros también tenemos otra lengua, que también somos bilingües, que también merecemos nuestro reconocimiento igual que sus niños catalanes y lo mismo que los niños vascos. Que son tres las lenguas que existen en España además del castellano, señor Mas.
Parece que Rosa Díez sentó precedentes. A ella también ser gallego le parecía lo peor, ella misma dijo “gallego en el sentido más peyorativo del término”. Tartamudo será entonces, porque otro sentido peyorativo de gallego no encuentro, y además, ser tartamudo tampoco me parece nada grave.
Pero qué manía de meterse con los gallegos. No, no somos tontos, no somos catetos, no somos narcotraficantes… ¡qué manía de generalizar! ¡Impresionante! Visto así, soy rubia, por tanto, tonta; gallega, por tanto más tonta aún y encima fui de la primera promoción de la LOGSE, no digo más.
Agradezco sus disculpas, que las ha pedido hoy mismo, pero considera sus palabras una “afirmación desenfadada”, verá, señor Mas, los políticos también cobran por lo que dicen, igual que hacemos los periodistas, así que en nuestro sueldo, en el suyo y en el mío, también va el tener cuidadito con las palabras que salen de nuestra boca, cuidadito con molestar a nadie, cuidadito con no cometer errores graves…que los gallegos no le votamos, señor Mas, pero los de Galicia, porque dese una vuelta por Cataluña a ver cuántos hay. A lo mejor ellos no le entienden a usted a la hora de meter la papeleta de CiU. Igual que no entendimos a Rosa Díez.