miércoles, 25 de noviembre de 2009

Yo amo, tú ama...de casa.

Según un estudio de The Wall Street Journal, que se publicó hace un tiempo, las tareas del hogar son un potente afrodisíaco. Lo que no han especificado es para quién. Ni cómo. Ni tan siquiera cuándo.
Se me ocurren tantas cosas que no sé por dónde empezar. Vamos a ver…entiendo que una tarea doméstica es hacer la cena. Ahí si lo puedo entender, comida, cocina, prueba esto, mira que cucharada de lo otro, te lo doy, me lo das, me pongo el mandilón, me lo quito para poner la mesa…vale…ahí le damos la razón a los wallstretienses.
Pero también es una tarea doméstica limpiar el baño. Y limpiar el baño implica limpiar el wc. Y estar agachado o agachada, con unos guantes de plástico amarillos horrorosos, con el bote de un litro de lejía en la mano y el estropajo amarillo y verde en la otra, mientras uno o una se esmera en sacar brillo al interior de la taza...eso no me pone nada. Pero claro, para gustos estás los colores, y también las tareas del hogar. Porque habrá a quien le atraiga, que hay gente para todo, y quizá los guantes de plástico puedan ser un objeto de culto sexual.
Hacer la cama puede ser otra tarea doméstica. Ahí es fácil de entender este estudio, porque mientras haces la cama se te puede venir a la cabeza deshacerla, y ya que estás al lado de ella, pues oye, si tienes cerca a alguien se te puede ocurrir alguna perversidad.
He leído en varios sitios que no estaban de acuerdo para nada con el estudio, que únicamente entendían que los hombres viesen a las amas de casa, o las trabajadoras fuera de casa que también son amas de casa cuando vuelven del trabajo, con un atractivo especial. Pero en muchos artículos sobre este asunto decían que seguramente una mujer no se emocionase especialmente con un hombre realizando las tareas del hogar.
Pues no estoy de acuerdo. Si tienes a tu chico fregando los platos, y se te ocurre plantarle un beso mientras lo abrazas, se te pueden ocurrir muchas cosas más, seas chico, chica, señor, señora, anciano o anciana. Porque con el paso de los años y del tiempo en pareja lo que suele ocurrir es que la rutina, el ver a la otra persona en todas circunstancias y posiciones (que no posturas) hace que decaiga la atracción sexual. Pues entonces este estudio lo único que está haciendo es darnos esperanzas.
Si las tareas domésticas son un afrodisíaco, eso significa que con el paso del tiempo y de la convivencia, nos gustaremos más. Nos veremos cocinando, pasando el aspirador, haciendo la cama, limpiando el baño, tendiendo la ropa…un día tras otro, lo que hará que un día tras otro nos gustemos un poquito más. Duele pensar lo contrario, que solamente sintamos atracción cuando estamos estupendos y arreglados para salir a cenar. Malo sería. Con lo monas que estamos las chicas con un moño alto, una camiseta enorme un domingo por la tarde, qué menos que tenga una recompensa. Y con lo guapos que están ustedes, hombres del mundo, con un pantalón de pijama de cuadros y una camiseta de esas de frases célebres, mientras intentan hacer bien la cama…Nos gustan! Nos gustamos! Benditas tareas del hogar…

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