viernes, 23 de julio de 2010

Amor de verano

Leyendo artículos de verano de varias revistas me he dado cuenta de algo que nunca he tenido en la vida. Seguro que hay alguna cosa más pero de ésta me he dado cuenta hoy leyendo y leyendo: nunca jamás he tenido, disfrutado ni padecido un amor de verano.
No creo que tenga mayor importancia pero el caso es que yo no podría responder a esas preguntas de las entrevistas estivales sobre mi recuerdo de amor adolescente en el lugar de veraneo, mis lloreras al volver de vacaciones por dejar allí a mi nuevo amado, mis puestas de sol apasionadas...nada, ni una de estas cosas. ¿Será esta mi tara? ¿Será esta falta en mi pasado un trauma con consecuencias brutales?
La verdad es que nunca lo había pensado pero también es verdad que nunca me había dado cuenta hasta hoy. Cuando hablo de amores de verano me refiero a esos de los que hablan las revistas: impulsivos, breves, intensos, apasionados y trágicos. Y con algo de obligatorio cumplimiento: que hayan sido disfrutados o sufridos durante la época estival: playa, biquini, palmera, chiringuito, bañador, piscina, helados...Porque claro está, de esos amores que describo algo sé, pero nunca han sido veraniegos.
Será que soy gallega y aquí el tiempo tampoco es que acompañe, o que una de mis canciones favoritas sea Canción de invierno, qué sé yo. El caso es que los amores que disfruté en verano venían de la primavera o si comenzaron en verano continuaron en otoño, así que no valen para ninguna entrevista.
Si me paro a recordar (tarea en ocasiones necesaria y otras desaconsejada) lo que recuerdo del amor en verano son rupturas. Vaya.
Si algún día alguien quiere una entrevista de verano con mi persona o personaje tengo tres opciones: o me invento un amor de verano, o cuento una ruptura, o cuento el inicio de un amor para toda la vida. Pero de pasiones arrebatadoramente playeras, que duran unas vacaciones, que hacen subir al cielo y bajar a los infiernos, de eso bajo el sol nada de nada.
¿Por qué nadie habla del amor de navidad? ¿O del de Semana Santa? No son lo mismo que en verano, claro, cambia el decorado. Y se pierde la magia del entorno, porque amor ligero de ropa, adolescente, intenso...al calor de la chimenea con el árbol y el belén de fondo, entiendo que no es lo mismo.
Quizás para tener un amor de verano haya que amar al verano mismo, porque, osando reflexionar sobre esto sin experiencia, esa intensidad, pasión, amor, arena, sol, fuego, dolor terrible por la separación, angustia de la distancia, miedo a perderlo para siempre, desasosiego de las primeras nubes...¿no es eso acaso amar el verano y no al veraneante?
Porque, por lo que he leído, todos los amores de verano comparten rasgos y características y son todos bastante parecidos. Son como las vacaciones mismas: te lo estás pasando genial, tan genial que pasan rapidísimo y siempre tienen un fin (de esto sí sé algo más).
Así que los enamorados estivales quizá se estén enamorando de la propia estación. Lo siento, siento tirar al suelo sus grandes e intensos amores cíclicos pero creo que no eran del todo reales.
Salvo que alguien a quien no le guste el verano levante la mano...


7 comentarios:

  1. No lo habrás sentido nunca, pero te puedo decir que el amor de verano es la sensación más especial que he sentido nunca.
    No se puede comparar con los demás amores porque este se produce fuera de la rutina, de tu casa, de tu entorno habitual...
    Durante poco más de un mes vives en un micromundo, y la sesación es maravillosa...
    Lo duro viene después, pero el recuerdo de ese amor, siempre te hace sacar un sonrisa.

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  2. Lo verdaderamente especial de un amor de verano es ser capaz de mantenerlo hasta el siguiente verano, escuchar que te digan "quítame los miedos y es un sí" un 7 de agosto y que el siguiente 7 de agosto una lágrima de felicidad caiga por la mejilla de la persona a la que estás abrazando... Recordar eso también saca una sonrisa...

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  3. A mí, fíjate, siempre me ha parecido la peor época para enamorarse. La sensación de frío es la que te hace valorar la calidez de un auténtico abrazo.

    Además siempre se ha dicho que el calor sofocante niebla la vista.

    Que vivan los amores invernales (o los amores de verano que sobreviven al invierno). Están muy desvalorados y es injusto.

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  4. Respetando los amores invernales, q suelen ser los mas duraderos, ver juntos un amanecer en una cala perdida, abrazados y con el sonido de las olas de fondo no tiene precio.

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  5. te dejo esto aquí, igual te interesa (como poco es gracioso):

    http://www.saveourblogs.blogspot.com/

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  6. El amor es intemporal, no solo por su subsistencia en el paso de los años sino porque no entiende de metereología. Siempre surge cuando y con quien menos uno/a se lo espera, lo que ocurre en verano es que,al igual que en navidad hay que divertirse por obligación, en esa época hay que ligar y sobre todo luego contarlo adornando los hechos según con quien hablemos. A veces es verdad que surge un verdadero amor, pero igual que en el triste otoño que tan dado es a la lágrima fácil y al abrazo cariñoso y al beso salado como el agua de la playa aquí de los ojos. En ambos lugares nos sumerjemos cuando miramos a otra persona tan cerca.

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  7. Siempre pensé en los amores de verano como algo malo. Sobre todo, cuando me he dado cuenta que sigo enganchada a la chica con la que he compartido todo eso de lo que hablas.
    Es triste y duele el saber que es un amor que nace ya muerto porque tiene fecha de caducidad.

    Jamás olvidaré mi verano del 2012 ni tampoco a ella.

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